El documento más antiguo de los que
guardan relación con la devoción a San Rogelio,
que se conserva en el Archivo Parroquial, es del año
1628, y trata de la construcción en Alomartes de una
ermita "a adbocacion de señor
san rrugerio".
El hecho de que fuera en Alomartes el lugar
donde se construyó la ermita bajo el patrocinio de
San Rogelio, cuando en Illora se construyeron varias ermitas
y ninguna de ellas está vinculada a su Santo Patrón
(Santa Ana, Santa Catalina, San Miguel, San Sebastián,
Nuestra Señora de la Cabeza), pudiera significar que
en ambos lugares, Illora y Alomartes, se tenía a San
Rogelio como Santo natal o vinculado.
La construcción de esta Capilla fue costeada por don
Rodrigo de Carvajal, "hijo de el
licenciado rrodrigo de carabaxal abogado que fue en la rreal
audiencia y chancilleria de Ella y consultor del santo oficio
de la ynquisicion d la dha ciudad y su rreyno e de bernardina
de torres mis padres difuntos bezynos que fueron desta dha
ciudad eyo lo soy en ella en la collacion de señor
san pedro y san pablo", y propietario de extensas
superficies de tierra en Alomartes, Alnarache, etc., además
de el mesón de Illora. Don Rodrigo indica que hace
esta edificación con el objeto de que los más
de cincuenta vecinos labradores de sus alquerías, con
sus mujeres, hijos y familia, pudieran oír misa los
domingos y fiestas de guardar, todo ello "por
serbir a dios nuestro señor y que se aumente el culto
divino".
Don Rodrigo da cuenta de que, "para
que este tan bueno y santo proposito tenga efecto lo e tratado
e comunicado con los señores bicario y beneficiados
de la yglesia de la dha villa de yllora e pedido e rrogado
que precediendo primero y ante todas cosas licencia de su
señoria yllustrisima don Agustin Espinola arçobispo
desta dha ciuda de granada", para que se ocupen
de decir misa todos los domingos y fiestas "para
siempre xamas".
La primera misa -que fue cantada- se celebró el 10
de Noviembre del año 1630: "yo
franco Rodriguez notario apostolico certifico y doy fe que
en el cortijo de alomartes oy diez del mes de nobienbre el
señor maestro Joan de Rojas calderon Vicario bendo
y cura de la villa de yllora y Su partido dijo en mi presena
la primera missa en la hermita de San rogelio que fundo don
Rodrigo de caravajal en el diho cortijo y la dijo cantada
a la qual asistio mucha gentes y a pedimiento del dicho señor
maestro di el presente en diez de nobienbre de mill y seiscientos
y treinta"
Otros documentos del Archivo Parroquial relativos a la devoción
a San Rogelio, son los Libros de Cuentas de la Congregación
o Cofradía del Santo.
Por el modo en que comienza el primer Libro de Cuentas, que
lo hace con las cuentas del año 1715, resulta evidente
que debió existir al menos otro libro que recogiera
cuentas anteriores, pero que no se encuentra en el Archivo
Parroquial. Además, la existencia de otro Libro anterior
de la Cofradía de San Rogelio queda demostrada por
la Visita que el Arzobispo Don Martín de Ascargorta
hizo a la Iglesia de Illora en el año 1694, en la cual
el Arzobispo supervisó los Libros que en ese momento
estaban en vigor en la Iglesia y entre ellos figura un Libro
de "San Rujelio" junto
a otros pertenecientes a otras Hermandades o Cofradías.
En el inventario del año 1715 se relaciona "Um
Libro blanco donde Se asientan Los congregados",
y posteriormente, en el año 1730, se adquirió
otro libro para este fin, que tuvo un costo de 13 reales.
Aunque en 1731 y 1732 se incluyen en inventario "quatro
Libros con el pres.te donde ba formada esta q.ta y los demas
donde estan sentados todos los her.nos de la dha. Congregazn".
Salvo el Libro de Cuentas, ninguno de los otros libros inventariados
se encuentra en el Archivo Parroquial.
El segundo y último Libro de Cuentas de la Congregación
llega hasta el año 1806. Informándonos, a continuación
de ese año, de que el Ayuntamiento tomaba a su cargo
"la funzion de dho. Santo".
Tras esa Nota escrita, el libro contiene trece hojas más
en blanco o sin contenido alguno.
Es probable que parte de los documentos de las Cofradías
estuvieran en poder de los cargos o responsables de ellas,
por lo que su conservación a lo largo del tiempo, pasando
por diferentes personas y domicilios, no especialmente acondicionados
para ello, podría entrañar algunas dificultades.
La denominación del resto de las organizaciones devotas
de Illora en los Siglos XVI a XIX, era como Cofradías
o Hermandades, pero a la de San Rogelio se la denomina generalmente
como Congregación.
La Congregación de San Rogelio, tenía su sede
en la propia Iglesia Parroquial. Pero su devoción,
como comprobamos por el documento del año 1628 citado
al comienzo, se extendía por los anejos: En el año
1720, el mayordomo de la Congregación fue Francisco
Duran, labrador y vecino del "cortixo
de alnarache ttermino desta villa", siendo Consiliarios
ese mismo año, "Joseph de
Santos Becino del cortixo de bracana termino desta villa y
franco gutierrez Labrador en el Cortixo de La Loma termino
desta villa". También podemos citar a "Joseph
rruiz ballesteros bezino desta villa Y Sachristan ques dela
iglessia del Cortijo del tocon anejo que es de la parroquial
desta dhª villa", y a "Ju,n de molina silgado
Labrador del Cortixo de ez Coznar termino desta villa",
mayordomos de la Congregación en 1719 y 1723, respectivamente.
El estandarte de la Hermandad era de "Damasco
Carmesí", con "el
escudo del s.to p.ª dho estandate" (1731).
En 1771 se hizo "el esttandartte
Nuebo y ttarxetta de plata" que supuso un costo
de 797 reales, y que es el que actualmente tiene la Hermandad.
Una actividad que no era frecuente entre las Cofradías
y que probablemente tampoco se mantuvo en la Congregación
de San Rogelio durante todo el período que comprende
este trabajo, fue la de "pedir
de noche para Lo[s] pobres bergonzantes" (1721).
Las limosnas que recogía la Congregación para
los pobres debían ser de cualquier tipo de comestible
o en metálico, pues se recogían en "dos
capachos de espartto" (también San Juan
de Dios recogía las limosnas que recibía para
sus pobres en un capacho de esparto, el cual, o su replica,
se conserva en la Basílica de San Juan de Dios), y
llamando la atención de los vecinos mediante "Una
campanilla de mettal pequeña".
Tengamos en cuenta que a finales del S. XVIII, el 75% de la
población dedicada al campo eran jornaleros (en el
Norte de España representaban el 25%). A los cuales
un año de malas cosechas y de escaso trabajo agrícola
podía hacerles desembocar en la más absoluta
pobreza ("abandonados a sus prácticamente
inexistentes recursos y faltos de todo apoyo...".
(HISTORIA DE ESPAÑA, Club Internacional del Libro.
Madrid. Tomo VI.). Si a ellos les añadimos las viudas
y huérfanos, enfermos y personas de más edad,
que no serían reclutados para ningún trabajo
agrícola, podemos situar la importancia que debían
alcanzar la pobreza y la mendicidad.
A falta de medidas políticas y económicas efectivas
por parte del Estado para estos problemas, y de que tampoco
el importante patrimonio de tierras vinculadas a la Iglesia
se ocuparon en dinamizar la economía de los pobres
promoviendo comunidades de productores, solamente la beneficencia
eclesiástica que pudiera venir a través de los
conventos, parroquias
o cofradías, podía mitigar, sin perspectivas
de solución, la situación dramática de
tantos pobres, marginados y mendigos.
Estas peticiones nocturnas de limosnas para los pobres son
uno de los más loables actos de devoción de
la Congregación de San Rogelio.
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